Jesús dijo: Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Juan 10:10
La unidad entre cuerpo, alma y espíritu
La Biblia nos muestra que somos algo más que un cuerpo físico: también tenemos un alma y un espíritu. Si una parte de nuestro ser sufre, las otras partes pueden verse afectadas. Dios revela las raíces de los problemas mientras hablamos y oramos juntos. Cuando esto ocurre, el dolor interior y las emociones destructivas que alimentan los problemas actuales salen a la superficie y pueden ser tratados.
La sanidad y el perdón
Dios sana nuestras heridas interiores y nos ayuda a perdonar a quienes nos han hecho daño. Una parte de este proceso liberador consiste en determinar exactamente qué es lo que tenemos que perdonar y por qué.
Perdonarse a si mismo
A veces puede ser más fácil perdonar a los demás que perdonarnos a nosotros mismos. La autoacusación es uno de los obstáculos más comunes para la sanidad y la liberación. Dios nos ayuda a hacer paz con nosotros mismos. Sólo entonces podremos crecer verdaderamente en el amor y el servicio a Dios y a los demás.
Tratar con el pecado y reacciones negativas
Dios nos ayuda a ver en qué nos hemos equivocado, o en qué hemos herido a los demás con nuestras reacciones y acciones negativas. Dios nos perdona y nos ayuda a corregir las cosas y a cambiar.
La liberación
Muchas personas que vienen a nosotros no se sienten libres. Sienten que necesitan liberarse del tipo de poderes espirituales oscuros descritos en la Biblia: "Porque no estamos luchando contra poderes humanos, sino contra malignas fuerzas espirituales del cielo, las cuales tienen mando, autoridad y dominio sobre el mundo de tinieblas que nos rodea." – Efesios 6:12. Jesucristo nos da esta libertad.
La adopción
La Biblia nos dice que estamos separados de Dios por naturaleza. Pero cuando ponemos nuestra fe en Cristo como Salvador y Señor Dios nos perdona y también nos adopta como hijos suyos. Se convierte en nuestro Padre Celestial: "Pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud que los lleve otra vez a tener miedo, sino el Espíritu que los hace hijos de Dios. Por este Espíritu nos dirigimos a Dios, diciendo: «¡Abbá! ¡Padre!»". – Romanos 8:15. No importa tanto cómo eran nuestros padres terrenales o si siquiera los conocimos, ¡la adopción de Dios lo cambia todo!
La vida abundante
A medida que Dios trae la comprensión de su Palabra, el orden, la sanación y la liberación a través de Cristo Jesús a nuestro pasado y presente, ¡experimentamos una creciente libertad y paz en cada área de nuestras vidas!
La Biblia nos muestra que somos algo más que un cuerpo físico: también tenemos un alma y un espíritu. Si una parte de nuestro ser sufre, las otras partes pueden verse afectadas. Dios revela las raíces de los problemas mientras hablamos y oramos juntos. Cuando esto ocurre, el dolor interior y las emociones destructivas que alimentan los problemas actuales salen a la superficie y pueden ser tratados.
La sanidad y el perdón
Dios sana nuestras heridas interiores y nos ayuda a perdonar a quienes nos han hecho daño. Una parte de este proceso liberador consiste en determinar exactamente qué es lo que tenemos que perdonar y por qué.
Perdonarse a si mismo
A veces puede ser más fácil perdonar a los demás que perdonarnos a nosotros mismos. La autoacusación es uno de los obstáculos más comunes para la sanidad y la liberación. Dios nos ayuda a hacer paz con nosotros mismos. Sólo entonces podremos crecer verdaderamente en el amor y el servicio a Dios y a los demás.
Tratar con el pecado y reacciones negativas
Dios nos ayuda a ver en qué nos hemos equivocado, o en qué hemos herido a los demás con nuestras reacciones y acciones negativas. Dios nos perdona y nos ayuda a corregir las cosas y a cambiar.
La liberación
Muchas personas que vienen a nosotros no se sienten libres. Sienten que necesitan liberarse del tipo de poderes espirituales oscuros descritos en la Biblia: "Porque no estamos luchando contra poderes humanos, sino contra malignas fuerzas espirituales del cielo, las cuales tienen mando, autoridad y dominio sobre el mundo de tinieblas que nos rodea." – Efesios 6:12. Jesucristo nos da esta libertad.
La adopción
La Biblia nos dice que estamos separados de Dios por naturaleza. Pero cuando ponemos nuestra fe en Cristo como Salvador y Señor Dios nos perdona y también nos adopta como hijos suyos. Se convierte en nuestro Padre Celestial: "Pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud que los lleve otra vez a tener miedo, sino el Espíritu que los hace hijos de Dios. Por este Espíritu nos dirigimos a Dios, diciendo: «¡Abbá! ¡Padre!»". – Romanos 8:15. No importa tanto cómo eran nuestros padres terrenales o si siquiera los conocimos, ¡la adopción de Dios lo cambia todo!
La vida abundante
A medida que Dios trae la comprensión de su Palabra, el orden, la sanación y la liberación a través de Cristo Jesús a nuestro pasado y presente, ¡experimentamos una creciente libertad y paz en cada área de nuestras vidas!